Fue un pintor irrepetible e independiente. Culto, que no cultista;
gran conocedor de la historia del arte y de las vanguardias clásicas, de las que
sin embargo nunca se sintió próximo salvo en una pequeña primera etapa de su
carrera, fue un elegante cultivador de la pintura de género. La obra de Ramón
Gaya (Murcia, 1910-Valencia, 2005) se expone en el Museo de la Pasión de
Valladolid en una muestra que pone el acento en la relación del pintor con los
escritores de la Generación del 27 y en especial con Jorge Guillén y el pintor
Cristóbal Hall. El vínculo con estos dos personajes de la historia cultural
vallisoletana es un capítulo destacado en una exposición que resume la
trayectoria de un pintor que siempre se sintió más próximo a Velázquez que a
Picasso.
La selección de las obras, procedentes del Museo Ramón Gaya de
Murcia, repasa sus inicios próximos a las vanguardias, su etapa más oscura (tras
la muerte de su mujer en un bombardeo durantela guerra civil y el exilio que le
llevó a separarse de su hija) y la relectura de los clásicos como Tiziano y muy
en especial Velázquez. Paisajes realizados durante su exilio en México y en
Italia, sus exquisitos bodegones y sobre todo los homanajes al autor de 'Las
Meninas' se muestran en una exposición que es un acontecimiento cultural de
primer orden.
Gaya pagó su independencia, su alejamiento de las modas artísticas,
con la soledad y la incomprensión. La calidad de su trabajo no se corresponde
con el conocimiento que se tiene de su obra, de la que sin embargo han hablado
con pasión escitores como María Zambrano o el mismo Jorge Guillén.
El director del Museo Ramon Gaya, Manuel Fernández-Delgado, recordó
cómo la creación del museo, que fue posible gracias a la donación inicial de
cien cuadros por parte del pintor, encontró la oposición del mundo artísitco
murciano que señalaba la asuencia de un museo de arte contemporáneo en la
ciudad. «Nacimos con enemigos, y ahora muchos de los que se posicionaron en
contra son amigos del Museo y colaboran con sus cuotas en su
mantenimiento».
Gaya obtuvo la medalla de oro del Círculo de Bellas Artes de
Madrid, fue premio Nacional de Artes Plásticas en 1997 y premio Velázquez en
2002. Con su muerte en 2005 desapareció el último pintor de la Generación del
27.
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